REGRESAR AL ESPECIAL
Iván Daniel Jaramillo Jassir*
Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.Mario Benedetti
Introducción
La estrategia de reducción progresiva de la eliminación de las peores formas de trabajo infantil ha sido afectada en el contexto de la crisis sanitaria y económica que deriva del COVID-19.
La eliminación de las peores formas de trabajo infantil se inscribe en el catálogo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el marco de la meta 8.7. que se orienta a: “Adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
De igual manera, la Constitución de Colombia, que cumple 30 años, señala en el artículo 44 que niñas y niños serán protegidos contra toda forma de “explotación laboral o económica y trabajos riesgosos” y el artículo 53 establece protección especial al trabajador menor de edad.
La demanda global de reducción progresiva de la eliminación del trabajo infantil soporta la inclusión de los Convenios 132 y 182, sobre la edad mínima y las peores formas de trabajo infantil respectivamente, en el ámbito de los principios y derechos fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1998.
A nivel regional, el gráfico 1. evidencia la asimetría de la tasa de trabajo infantil regional que demuestra la homogeneidad global de la incidencia de la pandemia, que contrasta con la heterogeneidad de sus efectos.
Gráfico 1. Porcentaje y número de niños de 5 a 17 años en situación de trabajo infantil, por región
Fuente: OIT (2020)
I. La progresiva reducción del trabajo infantil
De acuerdo con el DANE, para el trimestre octubre-diciembre de 2020 del grupo etario de personas entre 5 a 17 años 523 mil personas trabajaron a nivel nacional (gráfico 2.).
Aunque la cifra denota la prevalencia del trabajo infantil en el país, cabe resaltar que representa una disminución de aproximadamente 63 mil niños y jóvenes que trabajan en comparación con el mismo periodo del año anterior. El DANE presenta las cifras de trabajo infantil desagregadas por área, de los 523 mil trabajadores entre 5 y 17 años 242 mil estaban ubicados en centros poblados, mientras los 281 mil restantes en rural disperso.
Gráfico 2. Tasa de trabajo infantil por total nacional. Octubre – diciembre (2012 – 2020)
Fuente: DANE (2021)
En el contexto, la actualización del listado de las actividades peligrosas que por su naturaleza o condiciones de trabajo son nocivas para la salud e integridad física o psicológica de los menores de 18 años, por conducto de la Resolución 1796 de 2018, adscribió los criterios de encuadramiento de las denominadas peores formas de trabajo infantil, a los términos del Convenio 182 de la OIT.
El encuadramiento del trabajo infantil se enmarca como aquel trabajo que priva a los niños y niñas de su dignidad y su niñez; es perjudicial para su desarrollo físico, mental y psicológico; interfiere con su escolarización, ya que les exige combinar el estudio con un trabajo excesivo o peligroso, les obliga a abandonar sus estudios de forma prematura o incluso llega a privarlos de la posibilidad de asistir a una escuela o colegio.
En este sentido, el ajuste constitucional del marco conceptual ha precisado la diferenciación del trabajo infantil merecedor de corrección, de las labores infantiles referidas a: “tareas de ayuda en la casa, los deberes escolares o cualquier otra carga que se le imponga a los menores de edad y que propendan por su formación integral en la sociedad y en sus familias”, de conformidad con el mandato de la sentencia C-246 de 2017.
De cualquier forma, la correlación de los niños que se integran a los espacios de las peores formas de trabajo infantil transitarán a supuestos de pobreza estructural y encontrarán barreras de acceso a un trabajo decente (gráfico 3.)
Gráfico 3. El trabajo infantil incide negativamente en las perspectivas de trabajo decente a lo largo del ciclo de vida
Fuente: OIT, (2013)
II. Los desafíos de la crisis económica y sanitaria
La reducción progresiva de la tasa de trabajo infantil debe relacionarse con las evidencias de relación de las causas que apoyan el trabajo infantil, con fuerte incidencia cultural, que en el contexto de la crisis económica y sanitaria han presionado la demanda de complemento de los ingresos familiares (gráfico 4.).
Gráfico 4. Distribución de la población de 5 a 17 años que trabaja según razones por las que trabaja. Total nacional cuarto trimestre 2016-2020
Fuente: Observatorio Laboral Universidad del Rosario LaboUR a partir de los datos de DANE (2021)
Más allá del mantenimiento de la tendencia a la baja de la tasa de trabajo infantil, el crecimiento de la demanda de participación en la actividad económica para garantizar el acceso a bienes y servicios esenciales de los hogares, puede presionar el alza de la tasa de trabajo infantil.
El contexto de creciente desempleo e informalidad que deriva de la crisis económica y sanitaria, la presión al trabajo infantil para la demanda de complemento de ingreso vital puede ralentizar su progresiva reducción (gráfico 5).
Gráfico 5. Asociación de empleo informal y tasas de incidencia del trabajo infantil en América Latina y el Caribe (18 países)
Fuente: CEPAL (2020)
La ausencia de amortiguadores sociales y esquemas de sustitución de ingresos en períodos de crisis, presiona el aumento del mecanismo compensador de ingresos en los hogares del trabajo infantil. En el mismo sentido, el regreso a ciclo escolar de los menores que lo abandonaron, en la emergencia sanitaria, constituye uno de los principales desafíos en el contexto de la reactivación económica
Por otra parte, los efectos del cierre de escuelas y colegios para contener la propagación del coronavirus puede presionar la tendencia de reducción del trabajo infantil, aunado a la brecha digital.
Tal como se evidenció en la epidemia del ébola en África en 2014: “las lecciones que ha dejado la pandemia del Ébola de 2014 en África Occidental son contundes, ya que cinco millones de niños se vieron afectados por el cierre de las escuelas. Muchos de ellos no volvieron a las aulas cuando se reanudaron las clases, lo que conllevó un aumento de las probabilidades de que los niños trabajaran, y un incremento neto de los embarazos no planificados de adolescentes” (OIT, 2020).
La recuperación de los niños a los espacios de las escuelas que han abandonado el ciclo escolar en el contexto de los cierres de colegios constituye uno de los principales desafíos de cara a la recuperación económica.
“El cierre total o parcial de las escuelas en América Latina y el Caribe deja actualmente a unos 114 millones de estudiantes sin escolarización presencial” (UNICEF, 2017).
En el mismo sentido, las brechas digitales profundizan las barreras de acceso a educación que demanda acceso, no solo a equipos para la conexión sino a esquemas de formación de habilidades para su utilización.
Reflexiones finales
La profundización de los esfuerzos de cooperación internacional en función de la meta mundial que demanda articulación de actividades en un sistema de producción globalizado, resulta necesario al tiempo de consolidar y dar mayor visibilidad a las tareas y logros de la Red Colombia contra el Trabajo Infantil del Pacto Global de Naciones Unidas.
Los niños que pueden gozar de una educación de calidad y de un entorno de desarrollo favorable tienen más probabilidades de hacer una transición eficaz a la vida laboral. El éxito de esta transición es fundamental para conseguir un trabajo decente con un ingreso adecuado y seguro durante la edad adulta, lo que a su vez es esencial para lograr los beneficios de protección de seguridad social que garantizan una calidad de vida en la vejez.
El trabajo infantil condena a los niños a perder su libertad, a no tener infancia, a dejar de lado sus estudios y les genera un desarrollo físico y mental.
Los niños, niñas y adolescentes que inician sus labores antes de la edad mínima de admisión, generalmente cuentan con desventajas educativas, lo que a su vez repercute en sus posibilidades mejora y desarrollo.
Como política relacionada es recomendable una educación de calidad, como uno de los principales factores que contribuiría a la erradicación del trabajo infantil, por tanto, es importante garantizar el acceso gratuito a la educación básica, mediante políticas eficientes, promover el acceso a la educación de calidad e invertir en la formación del personal docente y el cierre de la brecha digital.
*Profesor de carrera académica de la Universidad del Rosario, abogado de la misma universidad, especialista en Derecho Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Derecho del Trabajo de la Universidad de Bolonia (Italia). Doctor cum laude en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha (España). Autor de los libros: Principios Constitucionales y Legales del Derecho del Trabajo Colombiano (2010, 2 ed. 2015); Del Derecho Laboral al Derecho del Trabajo (2011); Traslados y Recuperación del Régimen de Transición Pensional en la Jurisprudencia Laboral (2013) y Derecho del Trabajo en el Posfordismo: El proyecto de regulación universal en la globalización económica (2015). Investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario (LaboUR). Consultor Externo Organización Internacional del Trabajo. Conjuez Sala de Descongestión Laboral Corte Suprema de Justicia.
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